Puerto de Palos

MÉXICO Y EL   CANCILLER DE PORCELANA

( ¿ Es viable el centro izquierda ? )

                      Don Jorge G. Castañeda Gutman, es el canciller de lujo del gabinete foxista. Esa es la especie que hacen circular los aliados y amigos del canciller, a quien se identifica como una de las tendencias del gabinete. Su posición de diálogo pragmático y privilegiado con el PRI se contrapone a la posición del secretario de gobernación Santiago Creel, más llano a los amplios acuerdos con todas las fuerzas políticas.

                      La posición de Castañeda es una de sus rectificaciones más sonoras, una de las tantas de su dilatada carrera política, que el siempre trata de minimizar. Santiago Creel el panista Secretario de Gobernación en ese sentido es mucho más coherente con los planteamientos del llamado grupo San Ángel, que el propio Castañeda impulsor inicial del grupo, del cual han salido los principales protagonistas del cambio político en México.

                      Ex comunista, ex cardenista, actual pragmático y futuro ex foxista, este canciller de porcelana que brilla con lustre propio, es el típico talento político sin llegada a las masas, sin ese carisma que hace que un político se convierta en líder. Es un hombre de gabinete y salón, sin más objetivo que escalar en la administración, crear redes y gestionar sin mayores sobresaltos el poder que tiene. Juega en todos los terrenos, sabe golpear y también resiste. Parece un todo terreno.

                      Sus ideas han variado y lo que prima es el realismo, que en un gobierno como el de Fox es inmovilismo. México no ha ganado gran cosa en el terreno internacional con este canciller. Más bien se ha retrocedido en la defensa de la soberanía y en el innecesario enfrentamiento con Cuba. La modernización de la política exterior es una consigna y no una política renovadora, entre otras razones porque la política exterior de un estado no se improvisa a cada rato, hay líneas fundamentales que no pueden variar.

                      Castañeda ha gestionado las opciones de México ya preparadas desde los gobiernos del PRI para asumir una representación en el Consejo de Seguridad, y ha creado una red de relaciones internacionales con sus amigos de la socialdemocracia latinoamericana. Es el canciller más político que ha tenido México, e incluso maniobra en la política interna. Por otro lado, tiene un nato talento para ocultar sus transformismos y fracasos, como el fallido acuerdo migratorio con los EEUU, la oposición permanente del senado mexicano a sus iniciativas que buscaban suprimir la doctrina Estrada de no-intervención en los asuntos de otros países, o las oscuras gestiones de su hermano en Colombia para sondear la posibilidad de envío de tropas mexicanas como fuerza de intermediación.

                      Sin embargo su “ tropezón “ más sonado es la conversación telefónica entre el presidente Fox y Fidel Castro, en los prolegómenos de la conferencia de Monterrey en enero último, donde el presidente Fox hizo el ridículo internacional pidiéndole “ un favorcito “ a Fidel. Que no criticara a Bush, nada menos y que evitara el contacto con la delegación americana. Dicha conversación, más allá de lo anecdótico, donde aparecía un presidente Fox ingenuo, en plática de barrio, alarmó a la clase política mexicana, pues evidenciaba los niveles de subordinación y pleitesía a los cuales Castañeda había llevado la política exterior mexicana con respecto a los EEUU.

                      Después de esa conversación, la caída  de la popularidad del presidente Fox  fue indetenible. No ha llegado a los extremos de otros presidentes sudamericanos, pero en las próximas elecciones de marzo y julio del 2003 el foxismo puede perder todos los espacios ganados.

                      El canciller de porcelana publicó hace unos años un libro titulado “ La utopía desarmada “ donde entre el comentario y la delación ajusta cuentas con la izquierda militarista latinoamericana. Parece que usó documentos secretos de la CIA, lo cual evidencia el nivel de sus vínculos. Un libro posterior, “ La vida en rojo “ es un intento fallido por ubicar históricamente  la figura del Che Guevara. Es una desmitificación centrada en los aspectos personales del revolucionario cubano-argentino. Dicho intento sin embargo parece más un exorcismo de un ex  militante comunista arrepentido  que un análisis frío y desapasionado de la vida del Che.

                      Porque al final, Castañeda representa al transformismo de la izquierda socialista latinoamericana que renuncia a sus postulados para sumarse a la ola pragmático-conservadora, convirtiéndose de paso en un ácido y feroz crítico de los ideales de la izquierda. Castañeda representa en ese sentido, la expresión de porcelana de un elitismo intelectual burgués que militó en la izquierda por sentimiento de culpa, moda y arrogancia intelectual. Son los que hicieron del marxismo revolucionario una especie de religión.

                      En el gabinete Foxista, sin embargo pretende asumir una línea progresista, frente a otros secretarios neoliberales y conservadores, pero juega sólo, son el apoyo de algunas decenas de intelectuales y activistas sociales fuera del PAN y sin partido. Los espacios para un partido socialdemócrata están cubiertos tanto por el PRI como por el PRD. Y basándose en imagen y marketing, le tomará todavía algunos años posesionarse como líder político.

                      En la entrevista que recientemente le hizo la periodista Katia D´artigues, afloran varios aspectos de su personalidad que se deben tomar en cuenta. Se define arrogante, intolerante con los que no tienen sus conocimientos e impaciente. Se siente cómodo en el foxismo pero es incapaz de definirlo, no acepta que Fox sea un hombre de derechas al estilo panista,  rehuye los debates teóricos, se inclina por lo concreto. Es un hombre del poder y para el poder.

                      Se contradice sin embargo, cuando plantea que sigue el consejo de su padre el notable ex canciller Jorge Castañeda de la época del presidente   López Portillo, el cual le decía que “ Había que esperarse un día, antes de tomar decisiones. Que no hay nada que no sea mejor decidirlo al día siguiente “. Algo que no se ha visto mucho en su gestión.

                      Sobre las rupturas con sus antiguos camaradas opina que “ No hubo ni amistad cercana ni enemistad intensa “ o “ Tiendo a ser conciliador, que no quiere decir que sea amable y buena gente con todo el mundo “.

                      Quizás en estas autodefiniciones esté el secreto de su carácter. No es hombre de fidelidades permanentes ni compromisos sólidos. Es un pragmático, solitario y seductor personaje de personalidades de menor formación a la suya. Tiene una lograda visión del mundo político internacional donde busca espacios para las ideas progresistas, pero desde una sesgada atalaya intelectual.

Ahí puede estar el secreto de su ascendencia sobre Fox, un hombre admirador del talento, la inteligencia y el cosmopolitismo. Teniendo a Castañeda además tiene un interprete distante de los hechos políticos. Castañeda también cosecha sus viejas relaciones del Grupo San Ángel, como la que tiene con la Secretaria General del PRI, Elba Esther Gordillo, la dirigente priísta más cercana al Foxismo.

El grupo San Ángel es el que más influye en el gobierno mexicano. Y Castañeda es el operador. Está constituido por políticos pragmáticos,  socialdemocratizantes, que confluyen con el panismo socialcristiano, el priísmo tecnocrático y el conservadurismo empresarial.

El presidente Fox, administra estos talentos sin partido, porque en esencia Fox se siente líder pero no político. Y en un país de instituciones fuertes como México, ello puede ser una desventaja, y las derrotas del Foxismo en el Congreso de la Unión han sido sonados.

Cabe preguntarse si efectivamente Castañeda representa una línea de centro izquierda en el Foxismo. Ese espacio lo ocupaba casi de forma natural el ex perredista Porfirio Muñoz Ledo, quién yace en un placentero exilio diplomático entre Bruselas y París. En un país cuyas  élites mayormente son conservadoras, adscrito al gradualismo y al reformismo tranquilo, un centro izquierda tiende a mezclarse con la derecha pragmática cuando no tiene mayor poder de decisión. Castañeda es una isla en el gabinete Foxista de línea tecnocrática, de transparencia institucional, y de afirmación del estado de derecho. Pero una isla no hace un continente.

No se debe olvidar que la declaración franco-mexicana de 1981 reconociendo al FMLN como fuerza beligerante en el Salvador, fue una extraordinaria iniciativa que equilibró las tendencias militaristas de Reagan y abrió el espacio para una salida negociada a dicho conflicto. Y el actual canciller mexicano, entonces joven izquierdista fue uno de los impulsores aprovechando su relación filial.

Tampoco hay que dejar de lado las iniciativas sobre fiscalidad, redistribución, rol del sector público y reforma institucional que el Grupo San Angel impulsó en su momento en México, pero el problema actual, es que los instrumentos de política económica son conducidos por el sector empresarial. En ese sentido Porfirio Muñoz sobraba en el proyecto Foxista y Castañeda es la imagen pero sin mayor capacidad para promover un proyecto alternativo. Vale decir, el centro izquierda funcionó como aspiradora electoral y coadyubó al triunfo de Fox , pero tiene poca influencia real en el gobierno, de allí el vedettismo de Castañeda.

Al final de cuentas, el Gabinetazo Foxista es un grupo de diversas orientaciones, siendo la predominante el grupo San Ángel, pero es un grupo elitista, sin partidos reales ni actores sociales autónomos.                     

                      El canciller mexicano en ese sentido, expresa a una reciclada clase política latinoamericana de raíz socialista y populista, que en alianza con líderes mediáticos, empresariales o globalizadores ejerce el poder y plantea el cambio, aunque en la práctica sólo se aspire a un funcionamiento eficaz de las instituciones, un mayor dinamismo económico y un gasto social razonable. Si eso es el centro izquierda, su proyecto es infinitamente menor a su capacidad de acumular apoyos y fuerzas sociales en una coyuntura electoral. Entonces el centro izquierda puede convertirse en un proyecto inútil.      

                      El desastre de la alianza que llevó al poder al Dr. Fernando de Rúa en Argentina, la parálisis del gabinete Foxista, el estancamiento de la concertación en Chile, la incompetencia del toledismo, son señales que deben considerarse ahora que la izquierda en el Brasil, con una estrategia electoral de centro se coloca en las puertas del poder.

                      México DF a 11 de octubre del 2002                                          

                      

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*Sociólogo y Politólogo egresado de la Universidad Complutense de Madrid. Master en Estudios del Desarrollo por la misma universidad. Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Actualmente es profesor de la Universidad Iberoamericana del DF, La Universidad Anahuac y la UDLA – sede México DF. Es investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM.

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