ARGENTINA Y LA CONSTRUCCIÓN DEL CENTRO IZQUIERDA
(Todos
contra Menem )
El próximo 18 de mayo los argentinos elegirán en segunda vuelta a quién debe gobernarlos en los próximos cinco años. Y el elegido será peronista, pues
tanto Carlos Menem como Nestor Kirchner ( apoyado por el presidente Duhalde ) militan en el justicialismo argentino desde muy
jóvenes. Hace algunos años los politólogos argentinos siguiendo a Giovanni Sartori
popularizaron el término de Ingeniería Política para describir los finos acuerdos
políticos entre partidos que permitieron en 1994, por ejemplo, la reforma constitucional
que lanzó a Menen a la reelección.
En
febrero de este año, ante la situación de cuasi bloqueo que vivía el peronismo con la
convocatoria a las internas para elegir candidato presidencial, se acordó nuevamente un
procedimiento de ingeniería política para llevar la interna al voto ciudadano. Ello fue
una derrota para Menen quién apostó a la interna con grandes posibilidades de obtener la
nominación, pero el gobierno y un grupo de gobernadores maniobraron para impedirlo.
DEL ESTADO SOCIAL AL ESTADO MINIMO
El peronismo vive desde mediados de los años noventa una dura confrontación entre
Carlos Saúl Menem y Eduardo Duhalde. Ambos representan no sólo dos estilos y dos formas
de entender el peronismo, sinó que también a lo largo de estos años han ido definiendo
dos visiones distintas de país. Menem inclinado al conservadurismo, el pro
norteamericanismo y el neoliberalismo, y Duhalde reclamando la acción social del estado,
la soberanía estatal y más orientado al MERCOSUR y la integración sub regional. Ambos
sin embargo, son populistas en el manejo clientelar, no resuelven las contradicciones
básicas del sistema y comparten cierto estilo mafioso de ejercicio del poder.
Vale la pena recordar que el justicialismo con el dúo Juan Domingo Perón y Eva
Duarte refundó el estado nacional y social en Argentina a mediados de los años cuarenta
y primeros años de la década de los cincuenta. El peronismo integró política y
socialmente a los migrantes de las provincias que gracias a la industrialización
comenzaron a agolparse en las grandes ciudades, especialmente la provincia de Buenos
Aires.
De esta forma se continuaba el proceso de construcción, de una incluyente
sociedad nacional iniciada desde mediados del siglo XIX con los reformadores liberales y
educadores científicos, proyectada con el surgimiento del radicalismo y el Yrigoyenismo,
que construyeron la ciudadanía argentina con educación y reformas sociales que
integraron a la nación al inmigrante europeo, euroasiático y mediterráneo. En ese
sentido el peronismo histórico y el radicalismo son las fuerzas políticas que dan forma
al estado nacional argentino.
Durante casi tres décadas el ejército y la oligarquía argentinas, con el
beneplácito radical excluyeron al peronismo de la vida política aunque lo toleraron en
la vida social. La inestabilidad argentina es consecuencia de ese largo período de
prohibición y marginamiento.
El justicialismo tuvo su punto de inflexión con la muerte del General
Perón en 1974
viejo y
enfermo, el fundador del Estado redistributivo no
pudo resolver los graves problemas internos de su movimiento político, ni garantizarle a
la oligarquía argentina y las FFAA que mantendría el orden político. Su último
gobierno fue gris, inercial donde se formaron escuadrones de la muerte desde la derecha
peronista para exterminar a la izquierda peronista organizada en los Montoneros. Su viuda
y sucesora administró la violencia sólo para entregarle mansamente el poder a los
militares en 1976, quienes desatarían un auténtico genocidio contra la izquierda
argentina.
Carlos Saúl Menen es nominado candidato del peronismo en 1989 con un discurso
típico justicialista, que apelaba a las masas, al salariazo , al estado. Con
dicho discurso consiguió la nominación y venció a Antonio Cafiero que se presentaba con
un perfil más modernizador. Luego derrotaría al líder radical Angeloz. Al poco tiempo
el presidente electo cambiaría de discurso, de proyecto y hasta de imagen. Con Menem el
neoliberalismo se consolida en la Argentina.
El primer intento de aplicar el neoliberalismo se produjo en 1978 con la dictadura
militar y el ministro descendiente de estancieros Alberto Martinez la Hoz. El segundo
intento se consigue gracias al transformismo de Menem. Durante ese período el Radicalismo
parecía defender el legado de Perón, en tanto que el peronismo se alineaba con la nueva
religión.
Los años del menemismo en Argentina son la más clara expresión de la frivolidad,
derechización, subordinación a los EEUU, corrupción abierta y aplicación del consenso
de Washington sin ningún tipo de contrapeso. La fórmula de la convertibilidad dividirá
a la sociedad argentina entre quienes acceden a un fastuoso consumo y quienes pierdan sus
empleos y se empobrecen aceleradamente.
La izquierda peronista fue aniquilada por los militares, los que sobrevivieron se
alinearon con el nuevo gobierno. Ese realineamiento y perdida absoluta de valores
políticos se grafica con el caso de la empresa Born, donde un empresario que fue
secuestrado por los montoneros en los años setenta contrata los servicios de seguridad y
asesoría política del ex guerrillero que lo
secuestró. Esa caricatura de reconciliación no tenía más objeto que recuperar algo del
botín que la guerrilla hizo desaparecer en los años setenta.
Menen conserva del peronismo histórico el manejo clientelar, y no afecta los
intereses de los caciques provinciales del peronismo. La izquierda social del peronismo se
aleja del menemismo y se forman corrientes disidentes pero sin mayor capacidad de
reproducción. Son los diputados justicialistas jóvenes los que formarán grupos
disidentes y constituirán un bloque alternativo al menemismo.
Menem liquida el Estado Social en
Argentina y muy suelto de huesos declara que eso es lo que hubiese hecho Perón de vivir
en los años noventa. La base económica del estado es privatizada, el mercado comienza a
imponer tarifazos, se caen las pensiones y salarios, se triplica la deuda externa, pero
Memen tiene la habilidad suficiente para vender sus gobiernos como la única alternativa
de Argentina en la Globalización.
Es de esa época que su ministro de relaciones exteriores, Guido di Tella declara en Londres que Argentina forma parte de los
países del primer mundo y que su relación con América Latina es circunstancial. Memen
hace méritos con la familia Bush, envía barcos de guerra a la primera guerra del golfo
en apoyo a los EEUU. Los principios justicialistas son reemplazados por el más puro
pragmatismo. De una inicial condena a Fujimori por el autogolpe de 1992, se pasa al elogio
porque esta reconstruyendo al Perú . En 1995 sus subordinados venden
clandestinamente armas al Ecuador en su enfrentamiento armado con el Perú, violando la
tradicional alianza estratégica entre el Perú y la Argentina.
Si Domingo Cavallo es el diseñador de un modelo económico que sacrifica a los
pobres y a los jóvenes en beneficio de especuladores, rentistas y élites supuestamente
modernizadoras, Menem es el legitimador principal del modelo y su sostén político. La
corrupción será empero el mecanismo principal que cohesione al aparato menemista.
EL GOBIERNO DE LA ALIANZA . TOCATA Y FUGA
El desempleo, el aumento descarado de la pobreza que amenaza con disolver los
cimientos de la sociedad nacional argentina, la corrupción política y policial, y los
primeros síntomas que la convertibilidad no puede sostenerse, llevan a un ascenso de la
oposición liderada por la UCR y Fernando de la Rúa en alianza con sectores progresistas
agrupados en el Frente Amplio y aglutinados en torno a la figura del ex diputado peronista Chacho Alvarez.
A Fernando de la Rúa le toca administrar la crisis y lo comprendió demasiado
tarde. Asumió que el modelo necesitaba un aterrizaje suave, pero fue desbordado, primero
por su propio frente político que rápidamente se dividió, luego por los poderes
fácticos oligárquicos que insistían en la convertibilidad, luego por el FMI que
comenzó a presionar despiadadamente a quién había sido su alumno más aventajado,
después por los mercados financieros y finalmente por las masas empobrecidas que hicieron
del cacerolazo y las movilizaciones su principal arma de defensa.
El líder radical tomo decisiones equivocadas en momentos de máxima tensión. Una
de ellas fue nombrar ministro a Domingo Cavallo el artífice de la convertibilidad, un
dólar un peso. Cavallo defendió a ultranza su criatura y diseñó mecanismos tácticos
para aligerar la presión sobre el peso, pero fue durísimo en los recortes fiscales,
recortes salariales y finalmente la casi incautación de los depósitos bancarios. La
Argentina se consumía asimisma.
La base política y social que construyó la Alianza se disolvió como azucar en el
agua caliente. Sólo la tecnocracia, un sector de su partido y algunas agencias
especuladoras sostenían a De la Rúa. El peronismo agazapado, comenzó entonces su eficaz
labor de demolición y expectoración. La imagen del presidente huyendo en helicóptero de
la Casa Rosada luego de presentar su renuncia es otro punto de inflexión en la historia
argentina.
Había entonces una cuestión de principio que los argentinos defendieron en las
calles durante los días de la caída de De la Rúa en diciembre del 2001. Se había
votado por un gobierno ético y socialmente comprometido, después del carnaval menemista.
Y De la Rúa se había entregado a Cavallo, a las mafias del sistema político, a los
operadores del sistema financiero, es decir a los verdugos del sistema social democrático
que construyeron Irigoyen, Perón, Illía, Balbín, Cámpora.
La caída y huída del líder de la Alianza, era la señal que un profundo
movimiento de rechazo a la clase política, al modelo neoliberal, a la corrupción y al
FMI germinaba en las clases sociales populares argentinas. Las movilizaciones fueron una
decidida demanda para que la Democracia mantuviera sus principios. Los argentinos no
podían seguir votando por líderes y gobiernos que ofrecían una cosa y terminaban
haciendo otra.
EL PODER FRAGMENTADO Y QUE SE VAYAN TODOS
En los cinco días siguientes a la huída de De la Rúa, la Argentina tuvo tres
presidentes entre interinos, elegidos por consenso y renunciantes. El peronismo y sus
líderes, principalmente los gobernadores y el Duhaldismo operaron para nombrar un administrador dúctil de la crisis que ya no sólo
era económica, sinó social y política. Eran los días de la insurrección piquetera,
los escraches, la bronca social contra los políticos. La elección y posterior renuncia
de Adolfo Rodríguez Saá evidenció que el poder político se encontraba fragmentado sin
un centro aglutinador. El gobernador de San Luis diseñó un programa de gobierno
neopopulista, cuando los jefes peronistas sólo aspiraban a un presidente que ordenara la casa y preparara las elecciones.
En esta crisis el peronismo demostraba que era el único partido político en la
Argentina con capacidad para articular y vertebrar al estado en momentos en que todo el
sistema entraba en crisis y fuerzas centrípetas aparecían por todos lados. En otras
circunstancias el bonapartismo autoritario tan recurrente en la política sudamericana
hubiese cumplido el rol estabilizador, pero no fue así esta vez.. La fragmentación
social se expresó organizativamente en un alto número de actores locales y provinciales
que diseñaron respuestas a la crisis pero dentro de los marcos del sistema democrático.
La fuerza del peronismo se dejaba notar en las instituciones, las organizaciones
sociales y sobre todo en las provincias. Su clase política ducha en el ejercicio del
poder y despiadada en el acoso al adversario, comenzó a diseñar escenarios de control
político a la crisis liderados por el Presidente Duhalde y su ministro de economía
Roberto Lavagna, un neo keynesiano que logrará estabilizar la economía. Ello favorecerá
la salida electoral a la crisis.
La Argentina entre el 2001 y el 2002 es el país de la fuerte emigración donde los
descendientes de españoles, italianos, alemanes, judíos regresan a la tierra de sus
ancestros. Es el país de las Asambleas Populares en los barrios de las principales
ciudades, de las movilizaciones de los desempleados y los cortes de carretera con los
Piqueteros, de la persecución de los políticos en las calles, del lema antipolítico
Que se vayan todos , de una devaluación de casi el 400 %, del cierre de
empresas y la búsqueda desesperada de dólares, de las vigilias bancarias, del cabreo
contra las empresas privatizadas.
El peronismo se mostraba cohesionado pero su liderazgo estaba confrontado. Los
seguía uniendo la posibilidad del poder y su
capacidad para aglutinar el voto. Sus líderes cubrían un amplio espectro desde la
derecha hasta el centro izquierda. Pero esta unidad era más simbólica que real. El
peronismo se mantendrá unido mientras su ideología sea el poder.
DERROTA DE LA ANTIPOLITICA Y ASCENSO DEL CENTRO IZQUIERDA
Perdida la posibilidad de una interna peronista que eligiera al candidato
presidencial, la candidatura peronista se dividió en tres. Menem, Kirchner y Rodríguez
Saá. El primero representa a un neoliberalismo más realista centrado en el consumo, reducción de impuestos y renegociación de la
deuda externa, el segundo representa una
continuidad del actual plan de estabilización que gestiona Roberto Lavagna donde se apela
de manera simultanea a las exportaciones y a la sustitución de importaciones, y el
tercero una reedición neopopulista con apoyo obrero.
Si fuera posible trazar una raya que divida a la derecha del centro izquierda, se
podría decir que tanto Kirchner como Rodríguez Saá están en el centro izquierda en
tanto que Menem representa a la derecha. Los tres sin embargo se mueven dentro de los
límites que impone el sistema económico mundial, aunque sus estrategias son diferentes.
Por ejemplo Kirchner plantea un peso débil, mantener los planes sociales del Duhaldismo,
ampliar los plazos de pago de la deuda y recuperación para el estado del control de las
tarifas públicas.
El centro izquierda en Argentina va tomando este cariz : Defensa del estado y su
rol promotor, priorización de la demanda interna, regulación de la deuda externa,
transparencia política, subsidios, programas sociales, recuperación salarial y de las
pensiones, reducción de impuestos, reforma tributaria, control del déficit.
Menem ganó la primera vuelta pero sin llegar al nivel que aspiraba. Hubo un voto
oculto a favor del ex presidente y logró atraer a algo menos de la mitad del voto cautivo
peronista, a los jóvenes, clases pobres y el voto urbano de las ciudades con menos de
cien mil habitantes. Su principal atractivo fue una reedición de los años de boato. Su
principal defecto, representar el pasado que repudia la mayoría de los argentinos.
Kirchner logró atraer a más de un tercio del voto peronista cautivo, parte del
voto útil de los que votaron a la Alianza, el voto popular y de las provincias del sur,
además del voto urbano mesocrático. Su principal atractivo fue su honestidad y su
principal defecto que no es un gran comunicador y carece de carisma político.
Adolfo Rodríguez Saá atrajo voto peronista y voto de las clases pobres del
interior del país. Su principal defecto, sus alianzas que iban desde la extrema derecha
hasta la izquierda sindical. Su principal virtud, su fulgurante presidencia de cinco dias
y su prestigio como gobernador exitoso en San Luis.
La candidata del ARI Elisa Carrió es la otra abanderada del centro izquierda no
peronista. Diputada radical que se enfrentó a De la Rúa y levantó la bandera de la
honradez y la transparencia política, ha logrado posicionarse como una tendencia limpia,
ética y socialmente comprometida. El voto por
ella era el voto contra la clase política, sus electores vienen de las grandes ciudades y
de las mujeres. Sin embargo su fuerte personalismo, su incapacidad para construir alianzas
mayores, su poca disposición a la negociación, le marcan un techo, además de tener que
vencer el rechazo machista de una sociedad muy compleja.
Ricardo López Murphy es el candidato que pretendió crear un polo alternativo
al peronismo, creció lentamente, y llegó a hacer tambalear las candidaturas de Kirchner,
Carrió y Rodríguez Saá. El ex ministro de la Alianza jaló voto radical, de liberales y
élites conservadoras provinciales. Representa un proyecto de derecha limpio y capacitado.
El centro derecha del futuro tendrá en López Murphy su referente principal.
La izquierda se hundió electoralmente luego del ascenso en las legislativos del
2001 donde canalizó parte del rechazo al sistema con el 7 % de los votos en Buenos Aires
y el mágico 10 % a favor del troskysta Luis Zamora. Ahora no llegó la votación a 2.5 %
y Zamora pidió el voto en blanco que finalmente se quedó en el 1 %.
En ese sentido las elecciones del domingo 27 fueron una derrota de las
tendencias antipolítica que en algún momento llegaron a remecer el edificio político
argentino. Sólo un año y medio antes, el abstencionismo subió a 26.3 % y el voto
viciado llegó al 21.1 % record histórico para el sistema electoral gaucho. La
antipolítica se expresó en el voto a favor de Elisa Carrió pero transformándose en un
voto táctico de mayor demanda de transparencia en los políticos y una demanda de reforma
de instituciones. La antipolítica en
esta oportunidad no se convirtió en la búsqueda de un referente autoritario.
CONCLUYENDO
El próximo 18 de mayo será una votación plesbicitaria donde lo más probable
es que resulte elegido presidente el Gobernador Nestor Kirchner. Como en la elección
presidencial francesa, donde el voto por Chirac fue un voto contra el ultraderechista Le
Pen, en estas elecciones argentinas el 65 % de rechazo que tiene Menem en el electorado
argentino creará una dinámica de voto útil a favor de Kirchner en el ballotage.
El Peronismo ha hecho ipso facto Big
Bang ( la gran explosión ) y puede estar procesándose una redefinición del peronismo en
términos ideológicos y estratégicos. Las viejas lealtades han perecido, y hay una
búsqueda de nuevos actores que reúnan dos características : Honestidad y Compromiso
social. Sigue siendo la fuerza política que asegura la gobernabilidad en Argentina, pero
su inclinación al poder y pragmatismo desprejuiciado ( al estilo PRI ) pueden generar que
surjan respuestas fuera del sistema político y cuando ello ha sucedido la violencia
estatal se ha hecho presente sin mayores contemplaciones.
El centro izquierda puede tomar cuerpo en Argentina aunque su punto de
nacimiento sea el voto de rechazo a Menem antes que el voto por un programa. De todas
formas, está claro que hasta el sistema financiero internacional ( que dejó sola a la
Argentina cuando se hundía en el 2001 ) es tolerante a un replanteamiento de reglas del
juego, donde el desarrollo endógeno, la construcción de empleo y la renegociación de la
deuda sean las columnas de cualquier programa económico.
Un triunfo de Kirchner significará nuevas condiciones para el pago de la deuda,
impulso a la integración sub regional, remozadas alianzas con el gobierno de izquierda de
Lula, impacto en las elecciones uruguayas del próximo año donde el Frente Amplio tiene
posibilidades de triunfo.
Y sobre todo para los argentinos, el inicio de un nuevo ciclo político que los
aleje de la exclusión, la corrupción y la desesperanza.
Eduardo Bueno León
México DF a 29 de abril del 2003
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*Sociólogo y Politólogo egresado de la
Universidad Complutense de Madrid. Master en Estudios del Desarrollo por la misma
universidad. Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Actualmente es profesor de
la Universidad Iberoamericana del DF, La Universidad Anahuac y la UDLA sede México
DF. Es investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM.
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