BASES
POPULARES DEL ANTIAPRISMO
BASES POPULARES DEL ANTIAPRISMO
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¿ La refundación puede lograr la
superación de la intolerancia contra el APRA ?
El Antiaprismo sigue activo en el Perú. El triunfo de Toledo, fue el triunfo de una
coalición contra el APRA, tanto de partidos como de grupos sociales, de la misma manera
que parte importante del voto a favor de Alan García fue el voto antitoledo, no el voto a
favor del APRA. Las polarizaciones que engendran las segundas vueltas electorales provocan
estos sesgos.
1 - En las culturas políticas de América Latina durante la etapa de predominancia de los
movimientos nacional populares, cuando lo oligárquico controlaba el estado y lo popular
se organizaba en partidos y movimientos, se produjeron auténticas divisiones nacionales
marcadas por la intolerancia y la búsqueda del aniquilamiento del adversario. Era la
negación del otro, la muerte de la alteridad política, la ruptura de valores compartidos
al decir de Lipset. Ello provocó, el surgimiento del Yrigoyenismo y el Anti Yrigoyenismo
en Argentina, años después surgiría el Peronismo y el Antiperonismo. En México surgió
el Cardenismo y el Anti Cardenismo. En Brasil surgió el Varguismo y el Anti Varguismo. En
Chile, el Allendismo y el Anti Allendismo. En Colombia el Gaitanismo y el Anti
Gaitanismo.. y así podemos seguir citando casos. En el Perú, surje el APRA y de manera
paralela se gesta el Anti Aprismo.
2 - Hasta cierto punto la confrontación de intereses sociales y económicos hizo
inevitable la formación de una cultura política con bajo nivel de consenso y tolerancia.
El caso peruano es prototípico de odio oligárquico contra el APRA. La disputa por el
estado, en buena medida, es la disputa por la imposición de una nueva cultura popular y
democrática frente a la cultura elitista. La oligarquía peruana prefirió aliarse al
ejército para combatir al APRA, mientras en Colombia el asesinato de Gaitan provocó el
surgimiento de la violencia por más de una década, en Argentina el peronismo gobernante
enfrentó conspiraciones permanentes y en Chile el antiallendismo apostó al control
electoral hasta el triunfo de la Unidad Popular.
3 - Esta dicotomía entre dos bloques enfrentados nacionalmente impidió en buena medida
la consolidación del estado-nacion. Ello obstaculizó también la formación de
instituciones democráticas, el desarrollo de una sociedad civil autónoma, pactos
reguladores del conflicto político, y la germinación e internalización de un
autoritarismo latente en las clases dirigentes, que fue ganando también a las clases
populares.
4 - Haya de la Torre heredó el odio que generó Manuel Gonzales Prada con su prédica
contra las élites criollas y oligárquicas peruanas. Y no olvidemos tampoco que Gonzales
Prada fue antipierolista acérrimo, uno de los íconos venerados de la familia Belaúnde.
Los conflictos entre élites ha sido muy bien retratada por Luis Alberto Sanchez en sus
libros y novelas del período. Haya rompe ideológicamente con su clase social de raíz
aristocrática, y cuando llega a la capital no sólo se ve enfrentado a esta ruptura sinó
que además tiene que vivir la experiencia del provinciano empobrecido frente a la
elitista Lima. Su enfrentamiento con los Miro Quezada comienza cuando siendo estudiante de
San Marcos ( y cuando el APRA no aparecía en el horizonte ) tuvo la osadía de impugnar a
Don Luis Miro Quesada, quién años después dirigiendo El Comercio fue el más
recalcitrante cultor del antiaprismo.
5 - La oligarquía peruana mucho antes que Victor Raúl fundara al APRA, ya tenía
identificado a Haya como su enemigo más potencial. Discípulo de Gonzales Prada,
reformista universitario, agitador del obrerismo anarquista, irreverente con el
catolicismo, internacionalista, negador de las bondades de la consigna conservadora "
orden y progreso ". Haya salió al exilio con notorios enemigos. Su posterior ruptura
con Mariategui, lo alejará del grupo Amauta donde escribían varios de los escritores
indigenistas y de la izquierda naciente.
Traigo a colación lo anterior, porque los orígenes del antiaprismo yacen en el conflicto
con la oligarquía y los intelectuales de la izquierda indigenista y socialista.
En la década de los treinta, el desconocimiento de los resultados electorales por el
fraude electoral propiciado por la Unión Revolucionaria, el no reconocimiento que Sanchez
Cerro articulaba sectores populares y que gozaba de un gran prestigio en el ejército -
salvo honrosas exepciones -, y la fallida revolución de trujillo con la posterior
ejecución de oficiales militares, produjo un quiebre con el ejército de incalculables
consecuencias. El ejército tenía dimensión nacional, estaba presente en la mayor parte
del territorio. Su antiaprismo se trasmitiría no sólo entre la oficialidad, sinó entre
los reclutas, los campesinos levados, los pequeños pueblos andinos donde el cuartel y la
base militar tenían presencia física.
El enfrentamiento de 1931-32 provocó que el ejército se sumara a la coalición
antiaprista.
6 - La frustrada experiencia del Frente Democrático y la también fallida revolución de
1948 contra Bustamante, donde Víctor Raúl cometió errores estratégicos y el partido se
dividió entre el sector institucionalista y el sector insurgente enajenó para el APRA a
la nueva clase media que surgía con la primera industrialización, la migración y el
desarrollismo. Los actores sociales populares antidictatoriales durante los años
cincuenta se articularon al Belaundismo que revindicó la inmigración andina, y los
jóvenes políticos reformistas construyeron otras opciones políticas. El Odriísmo
organizó sectores populares y a una clase media que accedió a la educación gratuíta
con un discurso antiaprista impulsado desde el poder.
El odriísmo construyó parte importante de las bases sociales populares antiapristas.
7 - La convivencia con el Pradismo y la posterior coalición con Odría provocaron que las
nuevas generaciones dieran su espalda al APRA. La expulsión del Apra Rebelde con Luis de
la Puente a la cabeza en la convención nacional de 1958, la votación del APRA en el
parlamento a favor de la pena de muerte a los guerrilleros y la desnaturalización del
proyecto de reforma agraria aprobado en el congreso por la coalición " del pueblo
", además de la separación de Luis F. de las Casas y su corriente son indicadores
de un profundo anticomunismo, una regresión en las posiciones revolucionarias y una
intolerancia con el ala izquierda del partido que editaba y distribuía clandestinamente
el " Antimperialismo y el APRA ". Bueno es decirlo esta es una etapa en que Haya
de la Torre pasa largas temporadas en Europa, por razones de estudio o de salud.
El partido es dirigido por la generación del c. Ramiro Prialé y los líderes
parlamentarios.
Este período donde la mayor parte de la juventud latinoamericana asume la vía
revolucionaria y se construyen los grandes mitos liberadores, es una etapa de
construcción de un fuerte antiaprismo en la izquierda urbana y en los movimientos de
masas.
El antiaprismo en la izquierda será ideológico, pero también de carácter popular y
basado en la construcción de la identidad política. Ser antiaprista, será una seña de
identidad que identificará a la llamada nueva izquierda.
El fin del desarrollismo belaundista y su proyecto de modernización como algo "
inevitable " producirá la crisis de régimen ante el desborde de demandas sociales y
la ausencia de cambios estructurales que transformen el estado oligárquico. Pero el
Belaundismo logra insertarse en la amazonía y la ceja de selva con sus obras de
comunicación e infraestructura, logra construir una gran base social con el magisterio
que se expande exponencialmente, logra articular a una naciente y pujante clase media
provinciana, pero en el belaundismo surje un antiaprismo visceral, pues se responsabiliza
al APRA de no " dejar " que el gobierno de Acción Popular lleve a cabo sus
reformas antioligárquicas y desarrollistas. El fracaso de Belaunde tendrá intérpretes
que reponsabilizarán al parlamento de mayoría APRA-UNO de ser los causantes de esta
nueva frustación.
Los años sesenta genera un antiaprismo en la clase media belaundista de raíz
provinciana, dificil de revertir.
8 - El velasquismo con sus reformas y su discurso antiaprista no aceptará las propuestas
de diálogo del APRA, mas bien desde el estado, las organizaciones corporativas y los
medios se impulsarán nuevos ciclos de intolerancia contra el APRA. El principal ideólogo
de la revolución, Carlos Delgado es un disidente aprista.
9 - Durante la transición democrática y la elección de una Asamblea Constituyente, los
necesarios diálogos y acuerdos entre la oposición democrática y los militares, será
percibido por los movimientos de masas urbanas como una nueva conseción del APRA, lo cual
provoca una reafirmación del antiaprismo en las nuevas generaciones de izquierda pero con
efectivo liderazgo social. Ello coincide con el inicio de las políticas de ajuste del FMI
que radicalizarán a los sectores populares.
10 - Al concluir el gobierno aprista y bajo el fujimorato, se desarrollan las más
despiadas técnicas de satanización contra Alan García y el partido. Había un estado de
ánimo de indudable sanción contra el PAP que ya había sido procesado electoralmente,
pero el régimen lo manejo de manera indefinida. Ello, cuenta con el apoyo solicito de la
nueva derecha que se organiza tras la fallida estatización de la banca y que
responsabiliza al PAP del triunfo de Fujimori y la derrota de Vargas LLosa.
11 - Este apretado relato descriptivo busca sustentar las siguientes conclusiones :
A - El antiaprismo está presente en la estructura de clases sociales de la sociedad
peruana y se renueva con cada proceso electoral y político significativo.
B - Esta intolerancia y negación de la participación legítima del PAP, es producto de
una lucha por la democratización del estado oligárquico, por la articulación de la
clase media durante el desarrollismo y la hegemonía de lo popular con la izquierda, el
velasquismo y el fujimorismo. Hay una permanente relación conflictiva con bajísimo
consenso en la competencia por la construcción del estado y las instituciones.
C - Se construye en el imaginario popular un relato basado en los errores cometidos por el
partido o de poca justificación y explicación por parte del APRA. Dichos relatos
identifican al APRA con la traición, la corrupción, o la incompetencia. Es una forma de
construcción simbólica de la negación y reconocimiento del otro. Es también, una
explicación subjetiva para legitimar comportamientos, decisiones y racionalidades basados
en lo urgente y la desesperación. La migración forzada al exterior por ejemplo, los
desplazamientos migratorios internos durante la violencia, o la lógica de exclusión y
tolerancia al ajuste durante los noventa.
D - La memoria histórica se retroalimenta contra el APRA en las élites mesocráticas,
ilustradas o dirigentes. La causa es la poca articulación de estos grupos con el país
real, informal, movilizador. Es su rechazo a una forma de movilidad social no sustentada
en la meritocracia, el dinero o las relaciones interpersonales. El APRA siempre ofreció
una forma de movilidad vertical que irritó y generó intolerancia a quienes habían
ascendido por procedimientos estamentales.
12 - El rechazo al APRA también fue alimentado por la Iglesia Católica, que no entendió
la religiosidad popular del hayismo, admirablemente explicada por el padre jesuíta Jefrey
Klaiber. Durante años la cúpula de la Iglesia atacó al APRA por " comunista "
" atea " o " violenta ". El anticlericalismo de Gonzales Prada le fue
adjudicada al APRA. A partir de los años sesenta, la Teología de la Liberación comenzó
a utilizar la teoría de la dependencia como insumo teórico y se convirtió en adversaria
del aprismo. Esta relación mejoró durante los años ochenta, pero la iglesia siempre
guardó silencio cuando se persiguió al partido y sus líderes, salvo exepciones.
La relación con lo indígena y lo étnico también se perdió luego del fiasco del
gobierno de Bustamante. Las reticencias para aplicar una reforma agraria eficaz aisló al
PAP de los movimientos campesinos durante los años cincuenta y sesenta. Sólo el
cooperativismo azucarero del norte mantuvo una lealtad más orgánica.
Hay algunas tesis doctorales de investigadores españoles trabajados durante los ochenta y
noventa, que explican la relación entre las ONG´S y las comunidades indígenas. En ellas
aparecen las autoridades apristas en el mundo indígena identificadas con los grupos
mestizos dominadores del indio.
La relación con el mundo indígena y étnico ha sido muy baja, tanto por consideraciones
ideológicas como estructurales. En cambio, el ejército, los grupos de izquierda, el
belaundismo han estado más cercanos. Esta lógica de rompió con los encuentros Rimanacuy
y las políticas agrarias, pero en la última elección funcionó la identificación
étnica con Toledo y en menor medida el reconocimiento de las políticas incluyentes de
las propuestas apristas. La exepción fueron los valles costeños.
13 - Cuando el APRA gobierna y ejerce la hegemonía, el antiaprismo no baja de intensidad,
sigue activo. Y no le perdona nada al PAP. Entonces surge la pregunta ¿ Como reconciliar
con el antiaprismo ? ¿ Como impulsar el perdón frente a los agravios acumulados reales o
supuestos ? ¿ Como construir los puentes integradores que nos permitan edificar consensos
programáticos ? ¿ Como impulsar los pactos para darle a los gobiernos elegidos un margen
de acción antes de ejercer la oposición ? ¿ Como terminamos con el palo encebado, del
cual hablaba el maestro Luis Alberto Sanchez ?
¿ Como reconstruir la confianza con la iglesia, el ejército, las comunidades indígenas,
los intelectuales, los empresarios, las nuevas élites políticas surgidas en la lucha
contra el fujimorismo ?
14 - La refundación de las relaciones entre el APRA y el mundo ANTI es una tarea de doble
dirección. El partido puede tender la mano, pero si al otro lado no nos hacen caso, ni
modo, no se puede y estaremos condenados a vivir en los límites de la
tolerancia-intolerancia.
En otras realidades nacionales que no se corresponden - espero - con la peruana, la
respuesta fue la refundación de las organizaciones políticas, incluyendo cambio de
nombre y revisión crítica del pasado. Fue una vía eficaz para impulsar procesos de
relegitimación, incluso haciendo participe de la refundación a nuevos ciudadanos y
actores. Ello provocó cambios en otras organizaciones también adversarias e incluso
acercamientos electorales. Pero esa vía no es realista ya plantearla en el caso del APRA.
Los apristas están orgullosos de su trayectoria y pensamiento ideopolítico. El mundo
ANTI, les tiene sin cuidado. Ello empero, retroalimenta la intolerancia.
Si nos atenemos a la carta que ha hecho circular el c. Alan García, en esta se observa
una preocupación por la reconciliación y el respeto a la autonomía de los votantes que
pese a todo el encono contra el partido y el ex presidente, le dieron su voto y su
confianza. Estos nuevos votantes en su mayoría, no pertenecen a los códigos perversos
del antiaprismo. Hay que cuidar la relación con ellos.Serán el puente para la definitiva
reconciliación con el mundo ANTI en el futuro. Por ello el discurso por la Concertación
Democrática que impulsa el ex presidente.
La auténtica refundación del APRA está en la apertura y alianza con los nuevos
votantes. Ello conlleva cambios organizativos y estrategias inéditas que se han dado en
llamar " modernización ". Sobre ello volveremos en otro artículo.
Para finalizar, y tratando de responder a la pregunta que encabeza este artículo, creemos
que la construcción de una nueva articulación desde la autonomía e independencia de los
nuevos votantes, producirá una neutralización del antiaprismo más estructural. Ello
empero implica algunos costos para el APRA y su modelo de organización tradicional. En
cualquier caso, la reconciliación y la política concertadora deben estar dirigidas hacia
el mundo ANTI. Y debemos nosotros dar el paso inicial.
Saludos,
Eduardo Bueno León
México DF a 12 de agosto del 2001 |
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*Sociólogo y Politólogo egresado de la Universidad
Complutense de Madrid. Master en Estudios del Desarrollo por la misma universidad. Doctor
en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Actualmente es profesor de la Universidad
Iberoamericana del DF, La Universidad Anahuac y la UDLA sede México DF. Es
investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM.
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