Es interesante revisar los
editoriales, entrevistas y artículos de opinión de analistas, ideólogos
y periodistas neo liberales o de la llamada izquierda caviar peruana. De
una u otra forma se consideran los triunfadores de la segunda vuelta
electoral. Son pródigos en recomendaciones, propuestas y advertencias
sobre lo que debe hacerse o no debe hacerse a partir del 28 de julio.
Todas estas voces vienen del fujimorismo o del toledismo, de los cuales
fueron sustentadores, compañeros de viaje o “asesores técnicos” (que es
la nueva forma simulada de pasarse de un proyecto a otro sin mayor rubor).
Lo cierto es que detrás de esos planteamientos está presente la creencia
que la votación por Alan García es “prestada”, que es Presidente electo
porque se votó “por el mal menor” y que en consecuencia su triunfo se lo
debe a la derecha neoliberal puesto que las dos terceras partes del voto
de Lourdes Flores fueron para Alan. Las encuestas de salida el día de la
votación, los resultados en Lima y en el exterior confirmarían esta
suposición.
Entonces si el voto de la “modernidad neoliberal” ha hecho presidente a
García frente al “mundo de la barbarie” que representaría el Humalismo
(para usar una reduccionista, infantil y decimonónica oposición
vargasllosiana), este debe gobernar siguiendo el rumbo que señalan los
mercados, la élite empresarial, las membresías de la globalización con
sus TLC y el nuevo fetiche llamado “modelo Chileno”.
Hay un intento premeditado, alevoso y siniestro por parte de la derecha
neo liberal limeña de querer secuestrar el proyecto social y democrático
del nuevo gobierno. Y los primeros pasos son muy claros: influir en la
designación del Gabinete ministerial y aprobar de forma inmediata el TLC
negociado entre sombras por Toledo y sus tecnócratas. La derecha
comienza a cobrar fuerte “sus votos”.
Hay un evidente error de percepción analítica en los resultados
electorales de la segunda vuelta electoral. Lo que muestran es que el
Perú es un país dramáticamente dividido en dos polos que se dan
mutuamente la espalda. En la historia de los estados nacionales ello
siempre ha generado violencia social o fragmentación
étnica-política-territorial con ramificaciones geopolíticas.
Esto es ocultado por la derecha o reducido a un mero esquema de “lucha
contra la pobreza”, proyecto que de mantenerse en sus actuales
parámetros eliminaría la pobreza para dentro de siete generaciones. Y el
Perú puede volatilizarse antes de que lleguemos a esa meta.
Necesitamos medidas enérgicas en lo social y en lo jurídico para
restablecer la capacidad redistributiva del estado. Nadie está
planteando estatismos ni controles burocráticos, pero cuidar las
finanzas públicas, el déficit y el endeudamiento implica también en un
país pobre y desigual como el Perú, una política tributaria más amplia y
activa, equitativa y descentralizada. Si las empresas mineras tienen
sobre ganancias, y si una negociación no reconstruye el modelo bajo el
cual operan, que al nuevo gobierno no le tiemble la mano para imponer su
autoridad.
Pero regresando al punto de legitimación del nuevo gobierno democrático,
vale recordar que nuestro sistema político oscila entre un
Presidencialismo de facto y un Semi presidencialismo formal. Y aunque la
segunda vuelta electoral fue establecida por la constitución de 1979
recién se pudo implementar como tal en las elecciones de 1990. A
semejanza de la segunda vuelta francesa se trató de darle una
contundente legitimidad al Presidente de la República, ese fue el
discurso de fundamentación de los ideólogos del PPC en la constituyente
de 1979 encabezados por Roberto Ramírez del Villar. Y que lejos estaban
de pensar que la segunda vuelta una vez perjudicó al APRA, pero siempre
ha perjudicado al PPC.
No es ocioso recordar que la segunda vuelta y la reforma del sistema
electoral en 1958 fue diseñada para fundar la V República Francesa
encarnada en el liderazgo carismático del Gral De Gaulle y para
desarticular la representación de la izquierda francesa. Es decir la
segunda vuelta fue inventada en Francia para polarizar y llevar al
aislamiento a la izquierda francesa. A esta situación Francois
Mitterrand la definió como “ Golpe de estado permanente”.
En los debates de la Asamblea Constituyente de 1979 el APRA se opuso a
la segunda vuelta al considerar que daría pauta a la formación de un
bloque antiaprista sistemático y permanente.
Pero los problemas discriminatorios de la segunda vuelta en Francia
fueron solucionados hábilmente con la Cohabitación entre la izquierda y
la derecha en los años ochenta. Y en el Perú, el Dr. Barrantes Lingán
introdujo en 1985 la renuncia a competir en la segunda vuelta y creo un
escenario de consenso entre fuerzas progresistas, que lamentablemente no
cuajó por intereses de la extrema izquierda en el barrantismo, y los
intereses anticomunistas en la derecha del APRA.
La victoria de Fujimori en la segunda vuelta de 1990 inauguró una nueva
hegemonía política y electoral que se consolidaría en el golpe de 1992.
La segunda vuelta en un contexto hegemónico y no democrático devino en
un instrumento de legitimación de un cesarismo onnívoro y
antidemocrático. Convocar elecciones y ganarlas no necesariamente se
corresponde con la equidad, la legalidad, la transparencia y la libre
participación.
En el 2001 la segunda vuelta enfrentó a Alejandro Toledo y Alan García,
la derecha lourdista dio sus votos a Toledo y ganó. Lo mismo se supone
ha sucedido ahora. Pero bueno es recordar que la segunda vuelta en el
2001 estuvo perturbada – con la indiferencia del Gobierno de transición-
por la campaña sucia del FIM contra el APRA, lo cual tuvo un impacto
decisorio en los resultados finales.
En el 2002 durante las elecciones presidenciales francesas se dio el
fenómeno que la izquierda se fragmentó y pasaron a la segunda vuelta la
derecha republicana gaullista con Jacques Chirac y el candidato de la
extrema derecha Jean Marie Le Pen del Frente Nacional. Ante la
posibilidad que el neo facismo ascendiera al poder, la izquierda votó
masivamente por Chirac quién ganó casi con un 80% de los sufragios. Pero
Chirac no gobernó con la izquierda.
A mayor abundamiento en el año 2000 el Presidente Vicente Fox ganó las
elecciones con el “Voto útil” de la izquierda mexicana para sacar al PRI
del gobierno. En el sistema electoral mexicano no hay segunda vuelta,
pero el voto de la izquierda fue promovido por Porfirio Muñoz Ledo y
diversos intelectuales, lo mismo que uno de los hijos del desaparecido
Heberto Castillo, figura emblemática de la resistencia social mexicana
al autoritarismo. Posteriormente el electo presidente le ofreció al PRD
un cogobierno, pero el partido de la izquierda mexicana bajo hegemonía
cardenista rechazó el ofrecimiento.
De todo lo anterior se concluye en lo siguiente:
1 – La segunda vuelta en el Perú se ha institucionalizado pese a los
problemas que presenta en cuanto polarización y división del país, o su
utilización en contextos hegemónicos y no democráticos. Y ha servido
para que asciendan al poder proyectos moderados, en la medida que la
representación legislativa se elige en la primera vuelta, y el ganador
de la segunda vuelta en términos reales gobierna con la fuerza política
obtenida en la primera vuelta.
2 – Surge el “Voto útil” que no es lo mismo que “Voto prestado” o “Voto
alquilado”. El “Voto útil “ es el voto que se desplaza a favor de
opciones ganadoras, abandonando temporal y coyunturalmente sus
preferencias ideopolíticas, para respaldar una opción superior
electoralmente hablando. Y he aquí lo importante, el “Voto útil”
funciona en cualquier momento del proceso electoral que en el caso
peruano sería tanto en primera como en segunda vuelta. Y se va
definiendo los dias previos a las elecciones.
Por ejemplo hubo “Voto útil” a favor de Lourdes Flores en la primera
vuelta en desmedro de Valentín Paniagua. Hubo “Voto útil“ de la
izquierda que se fue con Ollanta Humala en desmedro de los tres
candidatos de la izquierda oficial. Y todos en la primera vuelta
electoral.
Y sin embargo a nadie se le ha ocurrido que Valentín Paniagua le exija
compensaciones a Lourdes Flores o que los ex izquierdaunidistas (de los
ochenta) le exijan a Humala que haga oposición con su programa. La sóla
insinuación de esa componenda generó una primera desbandada en el
Humalismo.
3 – La segunda vuelta no obliga a gobiernos de coalición, y mucho menos
a asumir por los ganadores el programa de los partidos que quedaron en
la primera vuelta. Y en el caso peruano, incluso la derecha no pidió el
voto para Alan García, dejó en libertad a sus miembros. Se entiende que
se ha votado por el programa de gobierno de un partido que compite en la
segunda vuelta. Los que quedaron en la primera vuelta, aunque hayan
respaldado al ganador en la segunda vuelta tienen el parlamento como el
espacio institucional para promover su programa. Así sé entendido
siempre en Francia, Portugal y Chile donde hay segunda vuelta, y en
México donde funcionó el “Voto útil” .
En consecuencia, la derecha neoliberal debe dejar la pose efectista que
ellos son los que han hecho ganar a Alan García y que tienen derecho a
tutelar al futuro gabinete y al programa del nuevo gobierno. Insistir en
ello es pura huachafería limeña.
Lo que debe hacer la derecha neoliberal es reorganizarse, evolucionar en
su pensamiento, abandonar su prepotencia y arrogancia, hacer mea culpa
de su pasado fujimorista y promover movimientos multiclasistas y
nacionales. Y sobre todo dejar de leer el Perú desde Lima o vía
Internet.
En un gesto de generosidad y compromiso con el Perú, el Presidente
electo ha ofrecido (al igual que en el 2001) un gobierno de concertación
multipartidaria y social, no un gobierno solo del Partido Aprista. Nada
lo obliga a ello, pero este gesto por si mismo intenta refundar la forma
de hacer política en el Perú.
Por otro lado lo que el Presidente electo y su partido ofrecieron a los
peruanos está debidamente plasmado y no se puede borrar.
Políticas Sociales para la movilidad, la equidad y la justicia.
Crecimiento económico que beneficie a los excluidos y las regiones. Una
nueva forma de integración global vía el comercio, el desarrollo, la
tecnología y la inversión. Austeridad republicana y nueva ética para el
servicio público.
Los medios podrán discutirse, pero es la hora de la justicia social y la
in clusión, no la del neoliberalismo que ofrece hambre ahora y pan para
dentro de cien años, ni la del capitalismo salvaje que pretende
regresarnos al siglo XIX del cholo barato, y reprimarizar nuestra
economía para convertirnos sólo en exportadores de materia prima no
renovable y sin valor agregado, justamente el gran negocio de la
oligarquía perezoza de la república aristocrática y de los famosos
enclaves arrasadores del medio ambiente.
México DF a 22 de junio del 2006
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*Sociólogo y Politólogo egresado de la
Universidad Complutense de Madrid. Master en Estudios del Desarrollo por la misma
universidad. Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Actualmente es profesor de
la Universidad Iberoamericana del DF, La Universidad Anahuac y la UDLA sede México
DF. Es investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM.
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