( Y la necesidad de la refundación aprista )
Por: Eduardo Bueno León
No estoy de acuerdo cuando se dice que la derrota electoral del 4 de
junio tiene un sabor a triunfo. Según los últimos resultados contabilizados por la ONPE,
Alan García obtiene 47 % y Toledo 54 %, son 7 puntos de ventaja y no 3 como se supuso en
un primer momento. También es cierto que ese 47 % relegitima ámpliamente a García como
líder político nacional, pero esa cifra no representa un apoyo permanente, sinó más
bien un apoyo coyuntural producto de la polarización electoral.
Creo que el verdadero caudal de Alan es el 26 % de la primera vuelta y
tiene un potencial de aproximadamente 20 %, que puede variar hacia la baja o puede
también subir si las torpezas de Toledo siguen acumulándose y si el gobierno que se
instale el 28 de julio mantiene una política neoliberal. Ello sin embargo no deja de ser
una conjetura piadosa, pues la polarización y las condiciones de la segunda vuelta
electoral con un candidato vulnerable como era Toledo, dificilmente se volverán a
reproducir.
El verdadero éxito de Alan García consiste en haber devuelto a los
peruanos el uso de la razón política, venciendo la despolitización y la prédica
antipartidos del régimen anterior. Una primera consecuencia de ello, es la
recomposición de actores, movimientos sociales y ciudadanos que permitan reclamar y
defender derechos postergados o suprimidos por el autoritarismo. Se a puesto en marcha un
proceso de articulación social y política que tendrá en García su expresión y
representación, siempre y cuando García promueva liderazgos sociales y no sólo
partidarios.
El desafío radica en transformar ese 47 % de apoyo electoral en una
fuerza social y política que no sea ignorada y excluída. Una fuerza que prepare la
participación en las elecciones municipales y genere un movimiento para que se
potencialize la presencia de los gobiernos locales en la política nacional, lo mismo que
la organización de los futuros gobiernos regionales.
De alguna manera Alan lo dijo en su discurso de aceptación del triunfo
de Toledo, al convocar a la formación de nuevos actores y organizaciones en el amplio
espacio de centro izquierda que su candidatura abrió. Este posicionamiento electoral
exige un reposicionamiento social y político. Es en esta perspectiva donde debe
ubicarse el planteamiento de refundación del partido aprista peruano.
Alejandro Toledo como parece deducirse de sus declaraciones y gestos,
marginará al APRA de los acuerdos de gobernabilidad y se apoyará en el neobelaundismo y
en el sector más antiaprista de Perú Posible, delegando la gestión de la reactivación
económica a Pedro Pablo Kuscynski y su tecnocracia neoliberal. Si ello se confirma,
entonces el activamiento de la oposición social y política será inevitable.
Somos la segunda fuerza parlamentaria, pero el márgen de negociación
es reducido. Si Perú Posible se mantiene unido, habrá una tendencia a subvalorar la
fuerza parlamentaria del APRA.
Por lo tanto, se perdió las elecciones y se redujo
notablemente la capacidad para influir en el proceso de toma de decisiones al interior de
las instituciones políticas. No queda otra salida que la construcción discreta
y firme de una alianza social contra el neoliberalismo y el cholopopulismo.
Es por ello que el sector antialanista y antiaprista que rodea a Toledo
( parece que es el más importante ), buscará lanzar a García denuevo a las hordas
caudinas de jueces, fiscales, comisiones de la verdad y comisiones de investigación
parlamentaria. Fernando Olivera será el continuador de la guerra sucia, y no tardarán en
aparecer los Javier Diez Canseco, las Anel Townsend, los Carlos Ferreros, prestos a
construírse una imagen de fiscalización contra la impunidad. Lo importante no será
demostrar la culpabilidad de García, sinó mantener su imagen bajo sospecha.
Por lo tanto en un año o más podremos decir si la pérdida de las
elecciones tuvo un sabor a triunfo o fue una oportunidad perdida. Dependerá de como se
articule el frente social y político de oposición democrática, si finalmente Alan
García redefine su posición frente al gobierno toledista.
Las elecciones se perdieron en nuestro concepto por las siguientes
razones:
1 - El APRA no supo crearse una imagen de partido opositor al
Fujimorismo lo suficientemente fuerte para disputarle la legitimación a Toledo. Y no se
supo explotar las simpatías de Toledo por el modelo fujimorista hasta hace más de año y
medio. Toledo sólo se vuelve antifujimorista cuando le roban la elección.
2 - Es por ello que el vladivideo de Mantilla recibiendo dinero de
Montesinos, le hizo mucho daño al APRA y su candidato, pues cubrió de dudas la relación
del partido con el régimen.
3 - De forma muy tardía se sacaron spots en la segunda vuelta
defendiendo la gestión del gobierno aprista entre 1985-90. Se dejó que se reposecionara
en la población la imagen negativa y se apostó todo al debate entre Alan y Toledo.
4 - No se pudo reducir el voto duro antiaprista y antialanista que se
volcó a Toledo. Si esto ha formado una cultura política intolerante, es menester
considerarlo como parte de la problemática a anfrentar con la propuesta de refundación
del PAP.
5 - La subida de Alan en la recta final fue lenta, de hecho hubo voto
encubierto en los votos blancos, y ello se debió a la perfomance aceptable del debate, y
los escándalos de Toledo ( que desarrolló el famoso efecto taflón " nada se le
pega " ). En ese sentido la fecha de las elecciones perjudicó a Alan García, y ello
fue decidido de manera coordinada entre el gobierno de Paniagua, el JNE y la ONPE. No
olvidemos que Fernando Tuesta trabajó con Alejandro Toledo en el Centro de
Investigaciones de la Universidad del Pacífico durante dos años.
6 - En menor medida, el discurso social liberal de Alan García pudo
haber introducido un elemento de confusión en las bases sociales que comenzaron a
apoyarlo, tanto como su ofrecimiento a Lourdes Flores para que sea Presidenta del Consejo
de Ministros. La Dra Flores se convirtió en la doncella de la segunda vuelta. El problema
es que eran gestos para atraer al voto de Unidad Nacional, pero pudo haber sido percibido
por parte de un electorado mesocrático como una estrategia oportunista.
7 - Parte del Gobierno de Transición apoyó abiertamente a Toledo y
coordinó con la Comisión Waisman y el Congreso la exhibición política de los
vladivideos para perjudicar al candidato aprista, a los medios de comunicación que le
daban más cobertura y levantar otra vez el caso Mantilla en la recta final de la
campaña. Esta parcialización en especial del Ministro de Justicia, confeso Toledista, no
ha sido denunciada, probáblemente para no perturbar la buena imagen del gobierno de
Paniagua.
8 - No se pudo presentar un equipo de campaña sólido y renovado. Una
crítica constante fue que el equipo de gobierno que presentaba Alan García era el mismo
de 1985. Esto fue el flanco más débil de la competencia electoral. Algunos " jales
" de último minuto incluso se mostraban distantes. Esto trató de ser subsanado por
el candidato aprista señalando que se invitaría a técnicos independientes y que parte
del equipo de Unidad Nacional sería incorporado, lo mismo que el equipo de Perú Posible.
No creo que esto haya sido muy eficaz, pues si Alan iba a gobernar con el equipo de Toledo
y Flores ¿ Para que votarle a él ? En todo caso era mejor votar a quien había creado
esos equipos.
El acuerdo del CEN del PAP autorizando a nuestro candidato a convocar a
los mejores técnicos, debió complementarse con una defensa de los equipos profesionales
del APRA por parte de los candidatos a las vicepresidencias. Es muy extraño que el
candidato a la primera vicepresidencia guardara sepulcral silencio durante toda la
campaña, me refiero al c. Murguía. Ello ahondó la sensación de soledad del candidato
aprista, mientras que Diez Canseco y Waisman estuvieron al pie del cañón defendiendo a
Toledo.
Tampoco hubo una estrategia para contactar con técnicos y
especialistas a través de eventos o conferencias que abordaran los temas de la agenda que
se le presentaba al país. Nunca se llegó a presentar
públicamente un equipo, ni siquiera para una foto. No se contactó con
economistas como Ugarteche o Alarco por citar algunos, tampoco se concentró el esfuerzo
en equipos sectoriales que fueran reforzados por especialistas que participan de los
eventos de la Fundación Ebert.
9 - Alan García no fue reforzado con la presencia de líderes de la
socialdemocracia internacional. No se coordinó invitaciones ni hubo una visita fugaz al
exterior. Se dejó que Toledo acaparara la atención de los actores internacionales,
dejando a García con una imagen de soledad internacional.
10 - No hubo estrategia de manejo de medios en el exterior, de tal
manera que los constantes reclamos de entrevistas para periódicos y medios extranjeros no
fueron atendidos como se debía. En ese sentido se desaprovechó la difusión del mensaje
alanista entre los peruanos inmigrantes. El voto externo pudo ser mucho mejor.
11 - No se respondió la guerra sucia de manera contundente. El
gobierno de Paniagua, el JNE y la ONPE hicieron la vista gorda con los spots de Fernando
Olivera contra el APRA y Alan García. Transparencia realizó un tímido llamado que no
tuvo mayores repercusiones. Existen códigos de ética internacionales respecto a
campañas políticas publicitarias. Se ha dado el pésimo precedente que un partido que no
participa en una elección, con recursos oscuros y por tanto sin responsabilidad política
que asumir, actúa de manera mercenaria para destruir una candidatura y favorecer a otra.
Esto no lo permite ni la legislación electoral en México. El IFE en la república
mexicana hubiese ordenado el retiro de dichos spots.
12 - La candidatura tuvo un " pecado original " que
repercutió de forma selectiva en la campaña. Al acogerse el c. Alan García a la
prescripción de los juicios en su contra y no " ponerse a derecho " para
enfrentarlos judicialmente. No tuvo otras alternativas, o era candidato o enfrentaba
abiertamente estos juicios en un poder judicial dominado todavía por redes
fujimontesinistas. Ello empero alejó a intelectuales, académicos y personalidades que
pudieron colocar su granito de arena en la campaña y ampliar la legitimación a su
candidatura.
Es necesario aclarar este punto de una vez por todas, pues existe mucha
desinformación. Así como el c. García tuvo el coraje y la honestidad de reconocer
públicamente los errores cometidos durante su gestión como Presidente, así también
debería públicamente aclararse definitivamente el tema de los juicios pendientes. En lo
sucesivo no debe haber ninguna acusación que quede sin respuesta. No debe haber sombras
que impliquen impunidades reales o supuestas.
13 - El equipo de campaña más cercano al candidato, fue muy estrecho
y cerrado. En algún momento incluso pudo darse la sensación que Alan des apristizaba su
campaña y se reproducía otra vez el esquema de 1985-87 en su relación con el partido.
Este es un punto que debe superarse definitivamente, y la refundación del PAP debe
apuntar en esa dirección. El partido no debe limitar la acción del candidato García,
pero el Presidente García no debe ignorar al partido y sus militantes.
Finalmente, lo escrito es sólo una evaluación crítica sin más
ánimo que aportar para corregir errores y construir escenarios positivos. Ni se
descalifica ni se censura, y además se tiene la limitación que se hace esta evaluación
desde del exterior. Los aspectos positivos de la campaña no necesitan enumeración, son
ampliamente conocidos. En cinco meses de campaña, se cambió el escenario político de
manera radical, aunque no se logró culminar el proceso. Ahora queda construir escenarios
alternativos y seguir trabajando para el logro de los grandes objetivos de nuestro
movimiento.
Eso es todo,
Eduardo Bueno León
( REFLEXIONES Y ACASO ALGUNA CONJETURA )
1 La refundación es un proceso que tiene como objetivo
inmediato el reposicionamiento electoral, social y político de una organización
política, en este caso el Partido Aprista. Con el resultado de las elecciones
presidenciales en el Perú, podemos señalar que el reposicionamiento electoral ( 26 %
Primera vuelta ) y ( 48 % Segunda vuelta ) es una realidad inobjetable. Queda pendiente el
reposicionamiento político y social. Esa es tarea del proceso de refundación.
2 La experiencia histórica de las refundaciones de partidos en
América Latina y Europa Occidental y Oriental, nos enseña que una refundación persigue
todos o algunos de los siguientes objetivos :
- Cambio de Nombre del partido
- Abandono de la ideología anterior o su modernización.
- Transformaciones organizativas para vincular al partido a nuevos sectores de la sociedad
civil y a nuevos ciudadanos.
- Planteamiento estratégico para ocupar el centro político.
- Nueva plataforma programática que combine justicia social con modernidad.
- Renovación generacional de liderazgos.
- Ruptura con el pasado de la organización o su valoración crítica dando por concluída
una etapa e inaugurando otra.
3 La refundación permitiría al Partido Aprista consolidar el
nuevo reposicionamiento electoral, donde se trasmitieron mensajes y discursos que
anunciaban una renovación, modernización y búsqueda de alternativas y opciones frente
al modelo neoliberal sin caer en el estatismo. Así mismo se plantearon ideas que buscaban
conectar con las generaciones jóvenes, los trabajadores y los desempleados. Esta
movilización de energías debe tener un correlato organizativo que asegure una nueva
representación política para los actores, movimientos y ciudadanos que sintonizaron con
el mensaje de Alan García.
4 El APRA como movimiento continental con sus 5 puntos
programáticos puede mantenerse como seña de identidad y memoria colectiva, pero en el
Perú se debe formar una nueva organización política con una perspectiva de
socialdemocracia latinoamericana. Dicha organización puede asumir los principios de la
integración continental y la solidaridad con todas las clases y pueblos oprimidos del
mundo, pero actualizar los principios referidos a la acción contra el imperialismo, la
nacionalización de tierras e industrias y la internacionalización del canal de Panamá.
El objetivo es un rearme ideológico donde las ideas centrales de Haya de la Torre sean
interpretadas en el nuevo escenario mundial.
5 La nueva organización política debe surgir a partir de un
debate interno y de la preparación de un Congreso Constituyente Refundacional. Alan
García debe encabezar este proceso. La refundación no se hace por unanimidad sino por
mayoría, pues las resistencias en sectores de la organización para dar ese salto
cualitativo son fuertes. Al final se constituye una tendencia histórica que para quedarse
en el nuevo partido se seguirá adscribiendo al APRA continental y dará su apoyo crítico
al nuevo partido.
6 Alan García ha convocado a la formación de nuevas
organizaciones, actores y movimientos políticos para cubrir el enorme espacio del centro
izquierda. La refundación del APRA es para coadyuvar a dicho proceso e impulsar un frente
político, social y regional de centro izquierda que promueva el desarrollo, la
inclusión, la soberanía, la democracia y la igualdad.
7 La refundación también es necesaria por consideraciones
institucionales y factores que tienen que ver con el proceso de transición y
democratización del sistema político peruano, que brevemente señalaremos en los
siguientes puntos:
Transición de Régimen Político.-
El autoritarismo impulsó una dinámica de despolitización entre la
población, tratando de vincular modernidad a eficiencia autoritaria. Ello se fortaleció
con las redes a nivel estatal que han sido exhibidas en los vladivideos, las cuales están
lejos de haberse destruido. Tenemos a las FFAA, el poder judicial, el sector gobierno y
los entes regionales como estructuras que deben democratizarse. NECESITAMOS UN PARTIDO
LEGITIMADO PARA VIGILAR EL PROCESO DE DESMONTAJE DEL AUTORITARISMO CLEPTOCRATICO. Se
requiere que la sociedad civil también vigile este proceso de democratización y
transparencia del régimen. Un partido nuevo tenderá a establecer los puentes necesarios
para esta participación en el proceso de transición.
Democratización del Sistema Político.-
El surgimiento de líderes " independientes " primero y
" neo populistas " después, nos indica que hay un espacio de organización de
la participación que se da al margen de los partidos políticos. Esto no ha traído
muchos beneficios a la democratización, aunque ha permitido sostener los sistemas
políticos de democracia formal-electoral. Es necesario, volver a articular la
participación con los partidos políticos, los cuales deben estar modernizados y
renovados con proyectos claros de integración social sin elitismos ni hegemonía de
grupos y claramente orientados a la representación y a la organización de alternativas
al modelo económico y organización política vigente. UN PARTIDO NUEVO PARA UN NUEVO
TIPO DE PARTICIPACIÓN, debe ser el objetivo.
Modernización del Sistema de Partidos.-
Es necesario una ley de partidos políticos que asegure su
funcionamiento y financiamiento público. Habrá más aceptación a esta propuesta si los
partidos evolucionan a modelos organizativos participativos, abiertos, flexibles, donde el
concepto de "militancia" esté referida sólo a un nivel muy comprometido de
participación pero que no excluya otras formas de participación, que van desde las redes
sociales, las listas cibernautas, los adscritos y aliados. Debe asegurarse que las reglas
de la competencia electoral fortalezcan la participación organizada. PARTIDOS NUEVOS PARA
UNA COMPETENCIA LEAL.
Cultura Política.-
La cultura política peruana está basada en la negación. El
Antiaprismo es una cultura intolerante de raíz oligárquica pero que ha permeado también
los estratos populares. Esta intolerancia se expresa también en la formación de un voto
duro de rechazo a opciones impulsadas por el APRA. Es necesario combatir dicha cultura
política dando por concluida una etapa de vida del Partido Aprista Peruano y la
formación de una nueva organización política democrática, tolerante, popular y abierta
a alianzas y frentes. DEBE SURGIR UNA NUEVA SIMBOLOGIA Y DISCURSO.
8 Es la primera vez que se propone la refundación del APRA,
pero en la práctica el partido se ajustó a los momentos históricos diversos que le
tocó vivir. El partido revolucionario obrero-campesino y de clase media de 1931, es en
1948 un partido de masas que trata de institucionalizar la participación por la vía
formal. En 1956 es partido tiene tendencias que no logran pactar una alianza de grupos y
el sector juvenil se retira.
En los años sesenta el partido evoluciona a una representación
mesocrática y urbano popular y en los setenta su base es organizativa y con mayor peso de
las provincias. En los años ochenta Alan García realiza los primeros cambios de imagen y
de organización. En los noventa sobrevive el partido con sus aparatos, aunque parte de la
base articulada al partido se integra a las bases populares de régimen fujimorista.
La sólida presencia de Haya de la Torre permitió estos cambios y una
continuidad, a exepción obviamente de los años noventa. Sus operadores fueron Ramiro
Prialé y Manuel Seoane. Después serían Armando Villanueva, Andrés Townsend y Alan
García.
Alan García al regresar de su exilio, encuentra un partido
desarticulado de la sociedad civil, con insignificativa presencia campesina y étnica, con
cierta recuperación en el sindicalismo y un gran rechazo en la clase media. Ahora que se
ha reposicionado electoralmente, es necesario el reposicionamiento social y político, que
para ser creíble y cumplir con el rol de legitimación es necesario que sea por la vía
de la refundación.
Eduardo Bueno León
México DF a 16 de junio del 2001